En el mes de junio de 2016 me presentaron a
José Mendoza García, elipeño y amigo de Pepe Risi. Mantuvimos una conversación de una
hora y quedamos en que nos daría una entrevista. Cumplió con su palabra y aquí
tenéis el resultado, corta pero intensa. Mil
gracias, José.
Carlos Rodríguez Duque
José, háblanos de cómo conociste a los
Burning. ¿Descubriste su música antes que al grupo?
Conocí al grupo porque yo trabajaba para una
empresa de sonido, CODA, y en una ocasión me tocó llevar sus instrumentos. Por
supuesto conocía su música antes y había visto una película que hicieron. A
partir de ahí nos hicimos amigos y me contrataron de técnico de banglain (no sé
si se escribe así) que es el que se encarga de colocar sus instrumentos en el
escenario.
Tengo la sensación de que aquel primer
contacto con la banda fue de contar a tus nietos...
¡Y tanto que sí! Me mandaron a Huesca en una
Seat Trans con dos vueltas al mundo en el cuentakilómetros, aquello echaba humo
por todos los lados. Tuve que hacer 400 km en aquella cafetera y yo tenía una
furgoneta nueva y mejor pero los de la empresa me engañaron. Llegué al curro y
me dicen: “Tenemos todo cargado ya, Jose.” y era verdad tenían todo en aquel
cacharro... Pero ahí llevaban la vida de los Burning así que, con un colega (porque
la furgo que me dieron no llevaba retrovisores y tuve que llamarle a última
hora para que mirase por la ventana cuando quería cambiar de carril) enfilamos
hacia Huesca y a los 40 km el motor se calienta. Paro en una gasolinera y llamo
a CODA: “¡¡Me cago en todo, hijos de puta, mierda de furgoneta y encima
llevando el equipo de los Burning, que son de mi barrio!!” Yo de aquella aún no
los conocía en persona. Me dicen que había que llegar como fuese y les dije
descojonado: “Bueno, como son los Burning lo voy a intentar pero esta furgoneta
no aguanta el camino de vuelta, revienta...” Y así fue.
A la mitad del camino, unos 200km, paramos a
comer en un restaurante de carretera, entro a pedirme un bocata y veo una panda
de macarras y sus managers. Y digo: “Hostia... estos son los Burning y sus
macarras (o sea sus representantes)”. Les monté un pollo de órdago, los saqué a
todos y les dije, obligándoles a mirar la furgo: “hoy no vais a tocar si yo no
llego, mirad que mierda os pone esta empresa de transporte”. Pepe se quedó
alucinado de que tuviese aquel cabreo, le caí bien y nos acabamos haciendo
amigos.
Total que llegamos a Baltanas, un pueblo de
Huesca de 500 habitantes, donde iban a tocar en el patio de recreo del colegio.
Aparco la Seat Trans, que ya olía a quemado, para descargar el equipo y allí
había abuelos con su sillita para sentarse esperando que empezara el baile del
pueblo y familias con sus niños... Penoso que unos Burning tocaran allí, de eso
vivían, qué pena, joder.
La Seat Trans se quedó en Baltanas, ya estaba
quemada y Pepe nos dijo que volvíamos con ellos en la furgoneta de los Burning,
una C25. Un tiempo después me llamó a casa y nos hicimos hermanos.
Por el barrio Pepe salía mucho, era uno más,
se mezclaba con la gente. Había un garito, el Manivela, donde íbamos mucho. De
vez en cuando se llevaba un montón de vinilos de los Rolling y pinchaba él, le
gustaban mucho, como a mí.
¿Conociste a Toño Martín?
A Toño no le conocí, murió muy joven...
Háblanos de Pepe “amigo”, José...
Mucha gente le reconocía y le entraba para
hablar con él, a él jamás le molestaba, aunque fueran pesados o estuvieran
bebidos, nunca se enfadaba con nadie, era un tío muy pacifico.
Pepe desde que nació, estaba predestinado a
ser músico. No todo el mundo vale, Pepe podría haberse subido a un escenario
con cualquiera y hubieran flipado con su arte. Lo mató la puta heroína que
corría por España en aquellos tiempos, igual que a Toño. Pepe tenía 42 años.
Muchos amigos músicos murieron por la heroína. Él se quitó pero ya era tarde,
tenía el VIH y ya no pudo hacer nada.
Risi, un tío también excelente en su trabajo,
cuando yo le conocí ya no se metía nada, sólo cerveza, algún Jack Daniels y
Rolling Stones.
Pepe, me enseñó a ser mejor persona. Yo tenía
25 años y me comía el mundo, pero Pepe me tranquilizaba, por entonces ya eramos
como hermanos, pero él siempre fue más tranquilo que yo. Me cabreaba con gente
que le acosaba por gilipolleces, pero él siempre me decía que estuviera
tranquilo, porque a veces me daban ganas de meterles, tíos muy cansinos,
alguien tenia que poner orden allí pero él era un tío muy cabal.
¿Cuál es la anécdota más divertida que
viviste con Pepe?
Una noche cenando en casa de Pepe con
nuestras respectivas mujeres se me ocurrió preguntarle de vacile: “oye
Pepe... sé muy bien que sabes tocar la guitarra eléctrica, pero me pregunto si
sabes tocar flamenco con una guitarra española, puto pelanas...” Me dejó
asustado... no me dijo nada, se levantó del sofá y se fue a por una guitarra
española que tenía y me dijo: “a ver... ¿por qué palo de flamenco quieres que
te toque, chaval?” Me quede flipado, no te haces una idea de lo bien que tocó y
con qué sentimiento. No volví a abrir la boca en su casa aquella noche... ¡¡Qué
nivel!!
Supongo que también habría momentos
difíciles...
Momentos difíciles yo creo que siempre. Pepe
murió sin dinero, en España no puedes vivir de la música a no ser que seas
Joaquín Sabina. Una noche me llamaron a las tres de la mañana para decirme que
habían ingresado a Pepe en el hospital. De aquella no había móviles, me
llamaron a casa... Cuando llegué a las 4 de la mañana Pepe estaba en una
camilla y lo primero que me dijo fue: “Sácame de aquí, José. Tenemos concierto
en unos días, si no toco no voy a poder pagar el recibo de la luz y nos la van
a cortar.” Lo tranquilicé y le dije que yo me encargaba de aquello, pagué la
factura y a los diez días murió. No le pude ver más porque lo pasaron a la UCI
y allí sólo podían pasar familiares...
Pepe un día me explicó que de un vinilo que
se vendía en las casas de discos a 800 pesetas, hoy 5€, ellos se llevaban un
5%, 40 putas pesetas (24 céntimos de euro). Tenían que pasar por el aro y les
hacían firmar lo que fuera si querían llegar a algo. Luego los muy cabrones de
los mánagers les decían “tocáis donde yo diga si queréis comer”. Fíjate, Pepe
buscaba chapuzas, de mudanzas por ejemplo, para pagar su pequeña vida. Sí,
sí... Don Pepe Risi, no pongas esa cara, Carlos...
De la venta de discos no podían vivir, su
dinero llegaba de lo que sacaban en conciertos. Ellos eran muy buenos y sonaban
en directo como si estuvieran grabando en un estudio. Por cierto que una cosa
que siempre me llamó la atención es que iban muchas mujeres a sus shows.
¿Tienes alguna foto o alguna cosa que Pepe te
reglara?
Tengo una foto dedicada que la guardo como
oro en paño, era promocional pero tiene una dedicatoria que para mí significa
mucho.
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